Te cuento que…

Te cuento que en mi vida ahorita siento que no avanzo, siento que estoy en un letargo que no provoque, por lo menos no de manera consciente, sin embargo, del cual no he hecho mucho por salir.

Las buenas nuevas son que tengo 32 años, sin hijos, y no es que sea malo tenerlos, sino que en mi situación me la vería en figurillas para mantenerlos y ser feliz; gozo de buena salud física, la emocional la estoy trabajando con terapias alternativas, ya sin medicamentos; mi familia todos bien, nuevos integrantes, bellos sobrinos sanos, alegres, hermosos, luz; ambas hermanas casadas, no sé si felizmente; mis padres siguen juntos, cada vez más intolerantes entre ellos; yo muy despegada de la familia de ambos padres; sin trabajo, viviendo en casa paterna, con la tesis a medias, sin pareja y aunque en ocasiones me gustaría tenerla, ahorita no estoy en condiciones de ofrecer mucho; ando para todos lados en bicicleta y aunque no es lo mío, es mejor que andar en transporte público; ya tiene dos meses que me uní a un club de lectura y eso me ayuda a conocer caras nuevas, gentes cultas y es un aliciente para continuar leyendo, disfruto mucho hacerlo.

Mi lado espiritual y sanación emocional la estoy trabajando desde hace tres años con mujeres amor por medio de talleres, temazcales, escritura, círculos, todo para trabajar esa maleta que llevamos a cuestas y saturada de carga innecesaria y muchas veces ajena, me he sentido mucho mejor que con las pastillas.

Hace un año terminé con una relación enfermiza que aguanté un año y a la fecha no lo he vuelto a ver, si he querido hacerlo, sin embargo, no he encontrado una razón, quiero hacerlo sólo para estar segura que esa flama ya se apagó y que no seguiré atada, por lo menos en pensamiento, al pasado.